lunes, 19 de julio de 2010

Comunión

Ayer tuve un encuentro con la guitarra y mis letras. Como hace mucho no tenía. Un encuentro a solas en la tranquilidad de la casa. Al rato esa tranquilidad se vio interrumpida por la llegada de mi niña. Supuse que debía interrumpir la comunión por su presencia. Pero véase que no. Se agenció de un vaso de jugo y se aprestó a escuchar lo que yo tenía para cantar. Y cante. Y ella escucho. Y mi voz fue mas clara. Y mi guitarra más firme. Amigos… yo ya tengo a quien cantarle. Vaya a saber a donde irá a parar mi sonido en tamaña caja de resonancia.

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