Andar por la palabra.
Convertirse en travesía.
En mitad del mar bravío
que te sujeta a la poesía.
La misma nada,
como cuando no duele.
El mismo tiempo
como cuando no alcanza.
Se dispersa en el aire
y como chispa se disuelve
sin volver a ser del fuego
de la mano del que prende.
El mismo sueño
que se agiganta.
El mismo frío
cuando se apaga.
Entra un ave a su ventana
y llena el aire de belleza.
¿Quien enreja las miradas?
¿Quien colma el alma de tristeza?
La misma casa
donde jugabas
cambió de dueño.
No de añoranza.
Ando en palabras y acertijos.
Jugando un juego que no acaba.
Desanudando lo predicho.
Volviendo al blanco y sin más nada.
Como si fuera
no haber nacido.
Como la muerte
de la esperanza.
Jorge Albella
Marzo 2013