lunes, 7 de enero de 2013

Ni Mariana.


Voy al tejido hondo de la herida
con pies en barro, peligro y emergencias.
Que no soy yo, vivir sin mis urgencias.
No logro anclar recuerdos en el fondo
de este constante cultor del “que habrá sido”.
Que por cuanto más de ti, menos olvido.

Por escribir de ti, desoplo velas.
Me regañan los deseos ya cumplidos
y un brindis viene a mi cristal arrepentido.
Pero quien puede juzgar al joven que se ha sido,
si por tan joven se alega la imprudencia.
Quien dice amor, desdice la conciencia.

De que excusa pinto estos barrotes
que si apenas me esconden del sol vivo.
Que si apenas me hacen hombre primitivo.
No puedo hablar, amor, de lo que tuve.
De aquella flor que deshonra mariposas.
Del olor a amarte que aun hay entre mis cosas.

Quería honrar tu nombre, este silencio,
vuelto pacto inviolable con el verso.
Pero es que ya no habrá rimas sin mañana.
Ni habrá verbos, ni acuerdos, ni Mariana.

Jorge Albella
(1989)

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